Existen tres tipos de cultura política: la
parroquiana, la subordinada y la participativa. En la primera, marcada por el
localismo, no habría una clara distinción entre el espacio público y el espacio
privado; en la segunda, la vida pública está más desarrollada, pero prima la
pasividad en la población; en la última, la población aparece como informada e
interesada en involucrarse en los asuntos públicos. Ninguna de estas tres
culturas políticas, por sí solas, es conducente al establecimiento de la
democracia, que requiere de una suerte de justo medio entre ellas: es así como
surge lo que los autores llaman “cultura cívica”. En ella, existe un moderado
interés en la política; el ciudadano no vive subordinado pasivamente a los
designios de sus mandatarios, se informa e involucra en los temas de gobierno,
pero no al punto de crear desórdenes o conflictos (Tanaka, 2007).
De lo manifestado anteriormente se deducen algunas
cosas. La primera es que la cultura cívica, más que un conocimiento, es una
actitud que se concreta en las relaciones sociales y políticas de las personas.
De esta forma se convierte en un pilar de la ciudadanía, factor indispensable
en toda sociedad democrática. Una segunda inferencia de lo sostenido por el
autor citado es que la cultura cívica en debe ser aprendida y/o desarrollada en los
primeros años de vida. Nos referimos a las etapas de la niñez y de la adolescencia,
las cuales corresponden a la educación básica (Inicial, Primaria y Secundaria).
Nuestra realidad en la institución educativa
“José Cayetano Heredia” del distrito de Catacaos – Piura evidencia que los alumnos
no poseen una cultura cívica desarrollada, ello en razón que nosotros los
docentes hemos observado que no ponen
atención durante la formación de los lunes, no cantan el himno nacional e incluso algunos no lo saben completo;
asimismo presentan deficiencias en cuanto a la demostración práctica de valores
como la honestidad, el compañerismo y la solidaridad en diversas actividades,
particularmente las deportivas.
Por otro lado, durante las actividades en el
aula, se ha registrado de manera empírica que el alumnado demuestra el poco y hasta nulo interés por la realidad de su localidad y la situación política,
social y económica de nuestro país. Pocos son los que leen diarios y logran
dialogar sobre aspectos que suceden en la comunidad cataquense. El conocimiento
de su historia, de su identidad es otro aspecto que no tienen desarrollado y
por el contrario, demuestran mayor conocimiento de aspectos globales
internacionales (música, cine, telenovelas, farándula, noticias violentas, etc.) que
sobre su propia realidad.
Creemos Que si bien es cierto, el hecho de
estar en la etapa de la adolescencia motiva a los alumnos y alumnas a
interesarse por aspectos globales ante
qué locales debido al acceso interdiario que tienen con el Internet, también es
necesario establecer que falta a los docentes el desarrollar mas contenidos de
análisis socioeconómico y político locales regionales y nacionales y diseñar
estrategias que permitan generar en los alumnos una mayor cultura cívica de la
que ya poseen.
En otras palabras
la llamada cultura cívica de los estudiantes es mínima. Esta situación nos debe
motivar a buscar las causas o factores que relacionadas con dicha anomalía.
Pero no debemos quedarnos en la identificación de las causas, sino es necesario
avanzar hacia la propuesta de alternativas para superarla. En este contexto es
que la asertividad cobra relevancia, pues un estudiante que no es asertivo,
jamás va a desarrollar una apropiada cultura cívica.
(Autor : Maestrante : Billy Crisanto Seminario. UCV Magister en Psicologia Educativa)
Cualquier consulta dirigirise a RUDY MENDOZA PALACIOS LOS FICUS A1-16 PIURA - PERU (073)356820 (073)96-9858718 rudy_mendoza2@yahoo.es wildyoung@gmail.com
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