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23 oct 2024

RAÍCES ANCESTRALES LEGADO PREHISPÁNICO EN LA IDENTIDAD PIURANA




RAÍCES ANCESTRALES

LEGADO PREHISPÁNICO EN LA IDENTIDAD PIURANA

 

Por

Rudy Mendoza Palacios

904 266 753

rudymendoza1968@hotmail.com

Piura es una tierra que alberga una rica historia prehispánica. Las culturas que florecieron en esta zona, como los Sechura en el litoral, Vicus en el valle alto del rio Piura y Tallanes en el medio y bajo valle del rio Piura, Ayahuaca y Huancabamba en los andes norteños, dejaron huellas profundas en la identidad de sus actuales habitantes. Los herederos culturales de estas civilizaciones no son figuras abstractas ni vestigios del pasado, sino personas y comunidades que continúan manteniendo viva la herencia de sus ancestros en su vida cotidiana. Este legado se manifiesta en múltiples aspectos, desde las prácticas agrícolas hasta las costumbres religiosas, pasando por la manera en que los piuranos entienden y se relacionan con su entorno natural. En este artículo, reflexionamos sobre quiénes son los herederos culturales directos de las culturas prehispánicas de Piura y cómo su legado sigue presente en el día a día de la región.

Si bien la modernidad ha impactado a Piura, especialmente en sus zonas urbanas, las comunidades rurales que habitan en las regiones más alejadas han logrado conservar y transmitir de generación en generación muchas de las costumbres y prácticas que forman parte del legado prehispánico. Estas comunidades, que dependen de la agricultura, la ganadería y la pesca para su sustento, han mantenido una relación simbiótica con la naturaleza, similar a la que sus antepasados prehispánicos cultivaron.

Los campesinos de la sierra piurana, por ejemplo, siguen empleando técnicas agrícolas tradicionales que datan de tiempos antiguos, como la rotación de cultivos y el uso de andenes y terrazas para aprovechar las características del terreno montañoso. Además, el respeto por los ciclos naturales, como las fases de la luna, es un conocimiento ancestral que los agricultores siguen considerando a la hora de sembrar y cosechar. Este tipo de saberes no solo garantiza la subsistencia de estas comunidades, sino que también refuerza el vínculo con un pasado prehispánico en el que la agricultura era central para la vida económica y espiritual de las culturas de Piura.

En los bosques secos de la costa, lo agricultores y campesinos también perpetúan prácticas de manejo sostenible del territorio que tienen raíces prehispánicas. La recolección del “puño”[1] y la algarroba, fruto del algarrobo, no solo en el campo, sino también la ciudad para ser vendida después, por ejemplo, se realiza con un profundo respeto por la tierra, siguiendo el principio de no agotar los recursos y asegurando que la naturaleza siga siendo una fuente de sustento para las futuras generaciones. Este respeto por la naturaleza es, sin duda, una herencia de los antiguos pobladores de la región.

La cerámica prehispánica de Piura, especialmente la producida por la cultura Vicus y Tallan, es famosa por sus elaboradas formas y detallada decoración. Aunque las técnicas originales se han perdido en parte debido a los cambios históricos, el legado artístico de estas culturas sigue vivo en la tradición de la cerámica local por medio de los artesanos de La Encantada y Simbila. En estos centros poblados del Alto y Bajo Piura respectivamente, los artesanos contemporáneos continúan produciendo cerámica inspirada en los diseños y motivos de las antiguas culturas citadas. Las formas geométricas, los animales estilizados y las figuras humanas que adornaban los ceramios prehispánicos aún aparecen en las piezas de barro que se venden en mercados y ferias locales.

Estos artesanos, muchos de ellos descendientes directos de los antiguos ceramistas, son los herederos culturales del legado prehispánico, y su trabajo mantiene vivo un arte que tiene miles de años de historia. A través de la cerámica, se transmiten no solo habilidades técnicas, sino también una visión del mundo, una cosmovisión que valoraba el simbolismo, el respeto por la naturaleza y la importancia de la vida comunitaria.

El arte textil es otro aspecto poco difundido y en el que se puede ver la herencia prehispánica Las técnicas de tejido y los motivos utilizados por las culturas ancestrales todavía se conservan en algunos talleres artesanales en Sechura y la sierra de Piura como Chalaco (Morropón), Frías Montero, Cujaca y Pacaipampa (Ayabaca) ,El Faique, Caserío San Antonio (Huancabamba por citar algunos. Los patrones geométricos, los colores tierra y las formas naturales que se encuentran en los textiles de Piura tienen sus raíces en las culturas originarias, y su preservación es una forma de resistencia frente a la globalización y el olvido.

Otro de los grandes legados de las culturas prehispánicas de Piura se puede ver en las festividades religiosas, donde se manifiesta un sincretismo que ha fusionado las creencias ancestrales con el cristianismo impuesto por los conquistadores. A pesar de la predominancia de la religión católica, muchas festividades locales aún contienen elementos que se remontan a tiempos prehispánicos, como la veneración a los cerros, los ríos y otros elementos de la naturaleza.

En la sierra de Piura, durante las fiestas patronales, es común ver procesiones y rituales que, si bien están dedicados a santos católicos, también rinden tributo a los espíritus de la naturaleza. Las ofrendas de alimentos, las danzas y las peregrinaciones son prácticas que, aunque ahora tienen un significado cristiano, fueron adaptadas de los antiguos ritos que los pueblos prehispánicos realizaban para pedir favores o protección a sus deidades naturales.

Uno de los ejemplos más notables de esta fusión entre lo prehispánico y lo cristiano es la fiesta de la Virgen de las Mercedes (Paita) y del Señor Cautivo de Ayabaca (octubre), en la que miles de peregrinos caminan largas distancias para llegar a sus santuarios. Si bien la devoción es hacia una imagen cristiana, la peregrinación y las ofrendas que los fieles realizan recuerdan las antiguas prácticas de adoración a la diosa del Mar y los “Apus”[2] (cerros sagrados), que eran vistos como protectores de las comunidades. De este modo, las festividades religiosas de Piura se convierten en un espacio en el que lo prehispánico sigue vivo, aunque de manera transformada.

Otro aspecto más claro en el que se puede observar la continuidad del legado prehispánico en Piura es en el uso de la medicina tradicional. Los antiguos pueblos de la región desarrollaron un profundo conocimiento de las plantas medicinales y los recursos naturales, que usaban para tratar enfermedades y mantener el equilibrio corporal y espiritual. Este conocimiento ha sido transmitido a lo largo de los siglos, y aún hoy, los curanderos de las Huaringas (Huancabamba) y parteras de Piura son reconocidos por su sabiduría ancestral.

En las comunidades rurales, las personas siguen acudiendo a los curanderos en busca de remedios para dolencias físicas y espirituales. Estos curanderos emplean plantas medicinales como el San Pedro, la ruda, la albahaca y el matico, así como técnicas de sanación como el uso de baños de florecimiento en las lagunas sagradas, los Seguros y limpias energéticas. Estas prácticas, que tienen raíces prehispánicas, se basan en la idea de que la salud depende del equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, y que las enfermedades pueden ser causadas por un desequilibrio en esta armonía.

Además de la medicina herbal, la conexión espiritual con la naturaleza, un concepto central en la cosmovisión prehispánica, sigue siendo importante en el enfoque de la medicina tradicional. Las montañas, los ríos y las plantas son vistas no solo como elementos físicos, sino como seres espirituales que tienen el poder de curar. Este enfoque holístico de la salud es una clara manifestación del legado prehispánico en la vida cotidiana de los piuranos.

Para finalizar, queda establecido pues que los herederos culturales de nuestras culturas prehispánicas son, en gran medida, las comunidades rurales, los artesanos, los agricultores y los curanderos y la población en general que continúan manteniendo viva la herencia de sus ancestros. Este legado se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana: en la manera en que se trabaja la tierra, en las expresiones artísticas, en las festividades religiosas y en las prácticas de medicina tradicional. A pesar de los cambios que ha traído la modernidad, estos elementos prehispánicos siguen siendo una parte esencial de la identidad piurana, conectando a las generaciones actuales con un pasado lleno de significado y sabiduría.

Al reconocer y valorar este legado, los piuranos podemos fortalecer nuestra identidad cultural y proyectar sus raíces hacia el futuro, asegurando que las tradiciones ancestrales sigan siendo una fuente de orgullo y cohesión para las generaciones venideras. La historia no es solo una cuestión de arqueología, sino un patrimonio vivo que continúa influyendo en la forma en que los piuranos se relacionan con el mundo que los rodea.

 



[1] Según el Diccionario de americanismos: 1.m. Pe: NO. Abono formado con hojas secas de algarrobo.

[2] Los apus, cuyo nombre proviene del quechua y significa 'señor' o 'jefe', son montañas consideradas entidades vivas desde tiempos anteriores a los incas en diversas culturas de los Andes, especialmente en Ecuador, Chile, Perú y Bolivia. A estas montañas se les asigna un papel de influencia directa sobre los ciclos de vida en las áreas que controlan

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