RAÍCES ANCESTRALES
LEGADO PREHISPÁNICO EN
LA IDENTIDAD PIURANA
Por
Rudy Mendoza Palacios
904 266 753
rudymendoza1968@hotmail.com
Piura
es una tierra que alberga una rica historia prehispánica. Las culturas que
florecieron en esta zona, como los Sechura en el litoral, Vicus en el valle
alto del rio Piura y Tallanes en el medio y bajo valle del rio Piura, Ayahuaca
y Huancabamba en los andes norteños, dejaron huellas profundas en la identidad
de sus actuales habitantes. Los herederos culturales de estas civilizaciones no
son figuras abstractas ni vestigios del pasado, sino personas y comunidades que
continúan manteniendo viva la herencia de sus ancestros en su vida cotidiana.
Este legado se manifiesta en múltiples aspectos, desde las prácticas agrícolas
hasta las costumbres religiosas, pasando por la manera en que los piuranos
entienden y se relacionan con su entorno natural. En este artículo,
reflexionamos sobre quiénes son los herederos culturales directos de las
culturas prehispánicas de Piura y cómo su legado sigue presente en el día a día
de la región.
Si
bien la modernidad ha impactado a Piura, especialmente en sus zonas urbanas,
las comunidades rurales que habitan en las regiones más alejadas han logrado
conservar y transmitir de generación en generación muchas de las costumbres y
prácticas que forman parte del legado prehispánico. Estas comunidades, que
dependen de la agricultura, la ganadería y la pesca para su sustento, han
mantenido una relación simbiótica con la naturaleza, similar a la que sus
antepasados prehispánicos cultivaron.
Los
campesinos de la sierra piurana, por ejemplo, siguen empleando técnicas
agrícolas tradicionales que datan de tiempos antiguos, como la rotación de
cultivos y el uso de andenes y terrazas para aprovechar las características del
terreno montañoso. Además, el respeto por los ciclos naturales, como las fases
de la luna, es un conocimiento ancestral que los agricultores siguen
considerando a la hora de sembrar y cosechar. Este tipo de saberes no solo
garantiza la subsistencia de estas comunidades, sino que también refuerza el
vínculo con un pasado prehispánico en el que la agricultura era central para la
vida económica y espiritual de las culturas de Piura.
En
los bosques secos de la costa, lo agricultores y campesinos también perpetúan
prácticas de manejo sostenible del territorio que tienen raíces prehispánicas.
La recolección del “puño”[1] y
la algarroba, fruto del algarrobo, no solo en el campo, sino también la ciudad
para ser vendida después, por ejemplo, se realiza con un profundo respeto por
la tierra, siguiendo el principio de no agotar los recursos y asegurando que la
naturaleza siga siendo una fuente de sustento para las futuras generaciones.
Este respeto por la naturaleza es, sin duda, una herencia de los antiguos
pobladores de la región.
La
cerámica prehispánica de Piura, especialmente la producida por la cultura Vicus
y Tallan, es famosa por sus elaboradas formas y detallada decoración. Aunque
las técnicas originales se han perdido en parte debido a los cambios
históricos, el legado artístico de estas culturas sigue vivo en la tradición de
la cerámica local por medio de los artesanos de La Encantada y Simbila. En
estos centros poblados del Alto y Bajo Piura respectivamente, los artesanos
contemporáneos continúan produciendo cerámica inspirada en los diseños y
motivos de las antiguas culturas citadas. Las formas geométricas, los animales
estilizados y las figuras humanas que adornaban los ceramios prehispánicos aún
aparecen en las piezas de barro que se venden en mercados y ferias locales.
Estos
artesanos, muchos de ellos descendientes directos de los antiguos ceramistas,
son los herederos culturales del legado prehispánico, y su trabajo mantiene
vivo un arte que tiene miles de años de historia. A través de la cerámica, se
transmiten no solo habilidades técnicas, sino también una visión del mundo, una
cosmovisión que valoraba el simbolismo, el respeto por la naturaleza y la
importancia de la vida comunitaria.
El
arte textil es otro aspecto poco difundido y en el que se puede ver la herencia
prehispánica Las técnicas de tejido y los motivos utilizados por las culturas
ancestrales todavía se conservan en algunos talleres artesanales en Sechura y
la sierra de Piura como Chalaco (Morropón), Frías Montero, Cujaca y Pacaipampa
(Ayabaca) ,El Faique, Caserío San Antonio (Huancabamba por citar algunos. Los
patrones geométricos, los colores tierra y las formas naturales que se
encuentran en los textiles de Piura tienen sus raíces en las culturas
originarias, y su preservación es una forma de resistencia frente a la
globalización y el olvido.
Otro
de los grandes legados de las culturas prehispánicas de Piura se puede ver en
las festividades religiosas, donde se manifiesta un sincretismo que ha
fusionado las creencias ancestrales con el cristianismo impuesto por los
conquistadores. A pesar de la predominancia de la religión católica, muchas
festividades locales aún contienen elementos que se remontan a tiempos
prehispánicos, como la veneración a los cerros, los ríos y otros elementos de
la naturaleza.
En
la sierra de Piura, durante las fiestas patronales, es común ver procesiones y
rituales que, si bien están dedicados a santos católicos, también rinden
tributo a los espíritus de la naturaleza. Las ofrendas de alimentos, las danzas
y las peregrinaciones son prácticas que, aunque ahora tienen un significado
cristiano, fueron adaptadas de los antiguos ritos que los pueblos prehispánicos
realizaban para pedir favores o protección a sus deidades naturales.
Uno
de los ejemplos más notables de esta fusión entre lo prehispánico y lo
cristiano es la fiesta de la Virgen de las Mercedes (Paita) y del Señor Cautivo
de Ayabaca (octubre), en la que miles de peregrinos caminan largas distancias
para llegar a sus santuarios. Si bien la devoción es hacia una imagen
cristiana, la peregrinación y las ofrendas que los fieles realizan recuerdan
las antiguas prácticas de adoración a la diosa del Mar y los “Apus”[2]
(cerros sagrados), que eran vistos como protectores de las comunidades. De este
modo, las festividades religiosas de Piura se convierten en un espacio en el
que lo prehispánico sigue vivo, aunque de manera transformada.
Otro
aspecto más claro en el que se puede observar la continuidad del legado
prehispánico en Piura es en el uso de la medicina tradicional. Los antiguos
pueblos de la región desarrollaron un profundo conocimiento de las plantas
medicinales y los recursos naturales, que usaban para tratar enfermedades y
mantener el equilibrio corporal y espiritual. Este conocimiento ha sido
transmitido a lo largo de los siglos, y aún hoy, los curanderos de las
Huaringas (Huancabamba) y parteras de Piura son reconocidos por su sabiduría
ancestral.
En
las comunidades rurales, las personas siguen acudiendo a los curanderos en
busca de remedios para dolencias físicas y espirituales. Estos curanderos
emplean plantas medicinales como el San Pedro, la ruda, la albahaca y el
matico, así como técnicas de sanación como el uso de baños de florecimiento en
las lagunas sagradas, los Seguros y limpias energéticas. Estas prácticas, que
tienen raíces prehispánicas, se basan en la idea de que la salud depende del
equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu, y que las enfermedades
pueden ser causadas por un desequilibrio en esta armonía.
Además
de la medicina herbal, la conexión espiritual con la naturaleza, un concepto
central en la cosmovisión prehispánica, sigue siendo importante en el enfoque
de la medicina tradicional. Las montañas, los ríos y las plantas son vistas no
solo como elementos físicos, sino como seres espirituales que tienen el poder
de curar. Este enfoque holístico de la salud es una clara manifestación del
legado prehispánico en la vida cotidiana de los piuranos.
Para
finalizar, queda establecido pues que los herederos culturales de nuestras
culturas prehispánicas son, en gran medida, las comunidades rurales, los
artesanos, los agricultores y los curanderos y la población en general que
continúan manteniendo viva la herencia de sus ancestros. Este legado se
manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana: en la manera en que se
trabaja la tierra, en las expresiones artísticas, en las festividades
religiosas y en las prácticas de medicina tradicional. A pesar de los cambios
que ha traído la modernidad, estos elementos prehispánicos siguen siendo una
parte esencial de la identidad piurana, conectando a las generaciones actuales
con un pasado lleno de significado y sabiduría.
Al
reconocer y valorar este legado, los piuranos podemos fortalecer nuestra
identidad cultural y proyectar sus raíces hacia el futuro, asegurando que las
tradiciones ancestrales sigan siendo una fuente de orgullo y cohesión para las
generaciones venideras. La historia no es solo una cuestión de arqueología,
sino un patrimonio vivo que continúa influyendo en la forma en que los piuranos
se relacionan con el mundo que los rodea.